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Mostrando entradas de noviembre, 2011

Las cuevas de La Araña

El día 16, miércoles, asistí en el Ateneo de Málaga a una conferencia  sobre la Prehistoria malagueña. El conferenciante era Julián Ramos Fernández, Director de Investigación de los Yacimientos de La Araña. Todo el que haya leído mi novela, El cráneo de la Araña , podrá comprender lo peculiar de mi presencia allí. Evidentemente, me sentí transportado a otra época y a otra situación inventada, por supuesto, pero que siento como si la hubiera vivido de verdad. Muchas ficciones, si las interiorizas bien, llegas a creértelas. La asistencia a esta conferencia era mínima, pero el contenido fue apasionante. No soy ni historiador ni arqueólogo, pero me interesan estos temas sobre todo si forman parte de mi labor narrativa. Para escribir mi novela tuve que leer varios libros sobre la prehistoria, visitar archivos, bibliotecas e incluso estuve en el Colegio de Prácticas nº 1 de Málaga, que se confunde en la historia de la ciudad   y físicamente con el mismo Ateneo, la Sociedad de Amigos del P

Hoy recomiendo una novela

Como estamos en una jornada de reflexión, he decidido recomendar un libro: Los esclavos de la soledad de Patrick Hamilton. No es la mejor novela que he leído pero me ha hecho pasear por unos callejones distintos del Londres de 1943, un espacio triste y gris que me ha capturado. Está ambientada en un país en guerra, en las afueras de la capital británica, pero sin bombardeos ni destrucción. Los combates parecen lejanos y los problemas son sobre todo personales: las miserias del ser humano, sobre todo. La protagonista, la señorita Roach, parece de carne y hueso. Es una mujer normal que simplemente sobrevive en una pensión mezquina, Rosamund Tea Rooms, con nombre de salón de té pasado de moda y que es en realidad un microcosmos, un símbolo de la soledad, la de los que intentan vivir en sus humildes habitaciones. Un relato que, sin embargo, me ha puesto de buen humor, porque juego con la ventaja de saber que de aquello se salió. Yo soy de los que creo que cualquier tiempo pasado fue peor,

Restauración

Cada vez me recuerda más nuestra España constitucional a la de la restauración borbónica del XIX. Por ejemplo, solo hay que fijarse en la alternancia en el gobierno de los dos partidos principales, ¿no les recuerda a Cánovas y Sagasta? Ahora se trata de gobernar ocho años cada uno, pero cambiando el candidato. Antes se hacía con el gran sistema democrático llamado "pucherazo" y en la actualidad se hace a través de un bipartidismo periodístico y el apoyo de las instituciones que deben velar para que esto no ocurra -o eso creía yo. Un ejemplo lo tenemos en las protestas de la televisiones ante la obligación de repartir los tiempos informativos según los resultados electorales anteriores y no por criterios periodísticos, otro ejemplo son los debates como el de esta noche: cara a cara entre los posibles candidatos a la presidencia del gobierno. Esto y el miedo a las preguntas (por cobardía o inseguridad) hacen que lo de hoy sea poco verosímil. Temas pactados y tiempos acordados.

El origen del hombre

Homo sapiens  y  Homo neanderthalensis  comparten el 99,5% del genoma.  En la Península Ibérica  hay pruebas de la existencia de los neandertales desde los primeros tiempos (hace unos 230.000 años) hasta hace aproximadamente 28.000 años, como indican estudios recientes. L a rápida desaparición de los neandertales tras la irrupción de los  Homo sapiens  en Europa sugiere que estos últimos estuvieron relacionados con la desaparición de los neandertales. Existe otra hipótesis, actualmente casi descartada, que justifica su desaparición por culpa de la última gran glaciación.  Sin embargo, lo más probable es que los neandertales se extinguiesen al no poder competir por los recursos con los  Homo sapiens  (que eran diez veces más numerosos) y fueron desplazados a regiones donde la comida y la vivienda eran más difíciles de encontrar. ¿Qué triunfó? ¿La inteligencia?, ¿la adaptabilidad de la especie?, ¿el hambre?, ¿el frío? o ¿las mayorías? Yo quiero pensar que triunfó el realismo del Homo sa