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Mostrando entradas de marzo, 2015

El viaje

Viajar siempre nos provoca algo. Cuando pisamos un aeropuerto, una estación; cuando recorremos carreteras comarcales, autovías, carriles y avenidas, reconocemos nuestra esencia nómada, nuestra necesidad de viajar. Hay viajes simbólicos, iniciáticos, últimos... El motivo que justifica un viaje puede ser simplemente ver mundo o buscar trabajo, ya que no lo encontramos en nuestro entorno. Pero, admitámoslo, la mayoría viaja para huir, para evadirse. Los románticos deseaban viajar a lugares exóticos que les alejara de la realidad, que les hiciera creer, lejos de lo tangible, en sus ideales frustrados, querían evadirse de esa realidad; otros han buscado en lo oriental, en lo lejano, la belleza, la estética que su cercanía les negaba o algo que les confirmara su sensibilidad o existencia. Normalmente, buscamos excusas para alejarnos de nuestra casa, de nuestra trabajo, de nuestra familia, en fin, de la rutina, las obligaciones y su hastío. Odiseo viajó por motivos bélicos o adúlteros,